Isolation

-Me acuerdo de cuando era joven

-Como de “cuando era joven” si eres joven pues huevon, o que ya te estas encontrando viejo?

-O sea, no es eso, me acuerdo de cuando era mas pendejo quiero decir, recuerdo ese ímpetu de ser adolescente

-Que me estas queriendo decir?

-De no sentir la angustia de las influencias. De eso te hablo…de leer a Bukowski, Baudelaire, Dino Campana o a Pavese y de cagarse de la risa de sus métricas y siutiquerías, de llevarse ambas manos a la entrepierna y decirles “púdranse viejos de mierda” y de hacer tu propio estilo, hasta de plagiarlos descaradamente o de reinventarlos con natural insolencia como si ellos nunca hubieran existido jamás.

-Pero siempre queda esa sensación hermano. Siempre puedes estar en desacuerdo, puedes levantarte y reclamar contra lo que no te gusta

-Pero es una hipocresía sin embargo, es un intento desesperado por borrar con un gesto esa imagen reverencial que aparece en tu mente hacia el magister dixit

-Estas cagado huevon, yo creo que te quedan dos cortes de pelo y cagaste.

-Es en serio lo que te digo – me dijo, y luego desvió la mirada un poco ofendido quizás, busco a tientas el cigarrillo que había abandonado en el cenicero y le dio unos golpecitos descuidados antes de llevárselo a los labios. Como quien apretase un botón las voces de las demás personas que estaban en el bar comenzaron a desparramarse por las paredes, bajo las mesas, sobre las cabezas, por entre los hombros hasta llenarlo completamente todo con la presura de la audiencia que busca la mejor posición antes que el espectáculo comience. Yo lo miraba atento, sabía que tenía que completar su discurso y que tal vez ordenaba sus ideas. Dibuje con mis dedos el borde del vaso y soplé un poco la espuma que sobresalía.

-Escribí un Poema- me dijo tras una eternidad de pocos segundos donde visitó otras épocas – ¿quieres que te lo lea? – agregó.

-Claro que si – mi voz sonó ahogada, muy alejada al convencimiento que quise expresarle.

-La verdad no está terminado, y no sé. No logra convencerme. Nunca comenzó a interesarme para ser sincero…

-Lee luego tu cagada- le dije, esta vez confundiendo los tonos de ansiedad y persuasión.

- De un momento a otro, aparece el silencio Nítido como sospechosos tras la vitrina Sostenido en la frágil arquitectura de agujas Cae el silencio ahogando todo con su inmensidad Imponiendo su voz como un aplauso en mitad de un enjambre de luciérnagas Pareciese que un reflejo mareado…..un mareado reflejo…. -¡Fin!. Ya esta terminado - logré decirle antes respirase en busca de un desenlace improvisado.

-El enemigo soy yo. Vino la muerte y tuvo mis ojos.